Atribuido a San Agustín… Y, no lo sabemos.
¡Si
conocieras el don de Dios y lo que es el Cielo!
¡Si
pudieras oir el cántico de los Ángeles y verme
en medio de ellos!
¡Si
pudieras ver desarrollarse ante tus ojos los horizontes,
los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!
los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso!
¡Si
por un instante pudieras contemplar, como yo,
la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
¡Cómo!
¿Tú me has visto, me has amado en el país
de las sombras
y
no te resignas a verme y amarme
en el país de las inmutables realidades?
Créeme;
cuando la muerte venga a romper las ligaduras,
como ha roto las que a mí me encadenaban,
y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce,
tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido
como ha roto las que a mí me encadenaban,
y cuando un día, que Dios ha fijado y conoce,
tu alma venga a este Cielo en que te ha precedido
la mía, ese
día volverás a ver a aquel que te amaba
y que siempre te ama, y
encontrarás tu corazón con
Volverás
a verme, pero transfigurado,
extático y feliz, no ya esperando la muerte,
sino avanzando contigo, que me llevarás de la mano
extático y feliz, no ya esperando la muerte,
sino avanzando contigo, que me llevarás de la mano
por
los senderos nuevos de la luz y de la vida,
bebiendo con embriaguez a los pies de Dios
un néctar del cual nadie se saciará jamás.
bebiendo con embriaguez a los pies de Dios
un néctar del cual nadie se saciará jamás.
Enjuga
tu llanto y no llores si me amas…
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
La muerte no es nada.
No he hecho nada más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo.
Tú sigues siendo tú.
Lo que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
La muerte no es nada.
No he hecho nada más que pasar al otro lado.
Yo sigo siendo yo.
Tú sigues siendo tú.
Lo
que éramos el uno para el otro, seguimos siéndolo.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne, ni triste,
sigue riendo de lo que nos hacia reír juntos.
Dame el nombre que siempre me diste.
Háblame como siempre me hablaste.
No emplees un tono distinto.
No adoptes una expresión solemne, ni triste,
sigue riendo de lo que nos hacia reír juntos.
Reza,
sonríe, piensa en mí, reza conmigo.
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado,
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
Que mi nombre se pronuncie en casa como siempre lo fue,
sin énfasis alguno, sin huella alguna de sombra.
La vida es lo que siempre fue: el hilo no se ha cortado,
¿Por qué habría de estar yo fuera de tus pensamientos?
¿Sólo
porque estoy fuera de tu vista?
No
estoy lejos… tan solo a la vuelta del camino.
Lo
ves, todo está bien…
Volverás a encontrar mi corazón,
Volverás a encontrar mi corazón,
volverás a encontrar su
ternura acendrada.
Enjuga
tus lágrimas y no llores si me amas.