Lecturas en la Eucaristía de
Octubre 2 de 2016
Clamó
el pueblo!
“PRIMERA LECTURA Del libro del profeta Habacuc: 1,2-3; 2,2-4
¿Hasta cuándo, Señor, pediré
auxilio, sin que me escuches, y denunciaré
a gritos la violencia que reina, sin
que vengas a salvarme?
¿Por qué me dejas ver la injusticia y te quedas mirando
la opresión?
Ante mí no hay más que asaltos y violencias, y surgen rebeliones y
desórdenes.”
...Y
fue
escuchado por DIOS!
El Señor me respondió y me dijo: "Escribe la visión que te he
manifestado, ponla
clara en tablillas para que se pueda leer de corrido. Es
todavía una visión de algo
lejano, pero que viene corriendo y no fallará; si se
tarda, espéralo, pues llegará
sin falta. El malvado sucumbirá sin remedio; el
justo, en cambio, vivirá por su fe".
Palabra de Dios.”
En la tablilla se leyó de corrido un ¡NO!
En la tablilla se leyó de corrido un ¡NO!
“SALMO RESPONSORIAL R/. Señor, que no seamos sordos a tu voz. Vengan,
lancemos vivas al Señor, aclamemos
al Dios que nos salva. Acerquémonos a él,
llenos de júbilo, y démosle gracias.
R/. Vengan, y puestos de rodillas, adoremos
y bendigamos al Señor, que nos
hizo, pues él es nuestro Dios y nosotros, su pueblo;
él es nuestro pastor y
nosotros, sus ovejas. R/. Hagámosle caso al Señor, que nos dice:
"No
endurezcan su corazón, como el día de la rebelión en el desierto, cuando sus
padres dudaron de mí, aunque habían visto mis obras". R/.
“SEGUNDA LECTURA De la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo:
1,6-8. 13-14 Querido
hermano: Te recomiendo que reavives el don de Dios que
recibiste cuando te
impuse las manos. Porque el Señor no nos ha dado un espíritu
de temor, sino de
fortaleza, de amor y de moderación. No te avergüences, pues, de dar testimonio
de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, que estoy preso por su causa.
Al
contrario, comparte conmigo los sufrimientos por la predicación del Evangelio,
sostenido por la fuerza de Dios. Conforma tu predicación a la sólida doctrina
que
recibiste de mí acerca de la fe y el amor que tienen su fundamento en
Cristo Jesús.
Guarda este tesoro con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en
nosotros.” R/.
Palabra de Dios.
Aleluya, aleluya.
La palabra de Dios permanece para siempre.