jueves, 7 de junio de 2012

Confesión e indulgencia

Tienen mucho qué ver…
A quien le llega el impulso, la búsqueda de paz, la contrición de corazón
y el “propósito de la enmienda”, se inclina por tener una entrevista,
que los católicos llamamos “confesión”.
Este hermoso diálogo entre el sacerdote y el feligrés hace que sus errores,
faltas o pecados, sean perdonados con el Sacramento de la
PENITENCIA.
La búsqueda de paz lleva al alma a sentir un alivio,
después de la indulgencia.
Hace décadas los penitentes, escogían sacerdote para
practicar este Sacramento, a quien llamábamos Director Espiritual.

Los sacerdotes proporcionan este alivio moral, según la
espiritualidad que acompaña el sentido de culpa.
Hay sacerdotes que desvirtúan este –sentido de culpa-, porque
lleva a la persona a un sentimiento de descanso por la I N D U L G E N C I A
 aplicada y el feligrés queda en paz para volver tranquilo a inclinarse
y recibir “El Cuerpo de Cristo”- Cristo Vivo.  
La fiesta que, anteriormente se celebraba el primer jueves de junio, después
de Pentecostés, y que ahora lo celebramos el segundo domingo de junio.
“Corpus Christi”.  Presente en la Eucaristía, 
bajo las sustancias de pan y vino, 


  Marcos 14, 12-16.22-26

Dedicado a mi antiguo confesor, 
con motivo de el día de San Efrén.