Quédate Señor conmigo,
porque en esta noche de la vida y
de los peligros, deseo
ver tu claridad, muéstraTe y haz que te conozca, como tus discípulos, en el
partir del pan, es decir, que la unión Eucarística sea la luz que aclare mis
tinieblas, la fuerza que me sostenga y la única dicha que embargue mi corazón.
Quédate Señor conmigo,
para cuando llegue la muerte, estar junto a Ti y si no realmente por medio de la Sagrada Comunión , al menos
tener mi alma unida a Ti, por la gracia y por un abrasador amor.
Quédate Señor conmigo,
deseo sentir tu adorable presencia y tus regalos divinos, que no merezco, pero
tu residencia en mí por la gracia, es lo que de verdad te pido.
Quédate Señor conmigo,
pues a Ti solo busco, tu amor, tu intimidad, tu corazón, tu espíritu, tu gracia
y tu perdón.
Te busco por Ti mismo,
porque te amo; no te pido más recompensa que amarTe cuanto pueda, amarTe con
todo mi corazón en la tierra, para seguir amándoTe con perfección por toda la
eternidad, así sea.
Devocionario Oremos de los Redentoristas
¡No al aborto!
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