sábado, 20 de diciembre de 2014

Con el corazón en la mano

Divino Niño Jesús

¡Gracias!     
Gracias porque la respuesta de tu existencia se llamó Jairo.
Gracias mi amado Jesús porque al darme a Jairo encendiste
la luz de la fe; prodigaste la vida en mi vientre y me concediste
la razón de seguir viviendo con sueños.
Gracias por el primer regalo que iluminaste a Jairo.
-Ese pequeño plato de la Anunciación- que soldó con su
significado nuestro amor.
Los sueños: Rolando, Santiago, Sara y Susana han alimentado
la fuerza de la lucha y la confianza en Ti.
Gracias porque cuando la dulzura de Rolando se tornó distante,
ya palpitaba en mi ser la vida de Santiago.
Gracias por haber enjugado nuestro llanto cuando nos llegó
la primera prueba de la vida, donde apareció la adversidad,
 y, Tú, ¡Oh! Señor nos levantaste, nos hiciste mirar al cielo.
Allí estuvo el llanto de Santy gritando que debíamos cuidarlo,
solo a él, espejo de nuestras vidas.
Gracias, muchas gracias Jesús porque no lo dejaste único
le diste la fortuna de una familia en Sara y Susana.
Gracias! Bendijiste a “la familia, que no quedó pequeña”.
Gracias por habernos dado a Susana que es la columna
de Jairo y la constante de mi respirar.
Gracias porque en Sara hay un oasis de paz que nos fortalece. 
Gracias porque con ellos, en la solidez de nuestro respeto,
con debilidades, y “altibajos” hemos seguido firmes en Ti.

¡Gracias! siempre has estado para levantarnos,
si caídos, débiles o tristes hemos acudido a Ti.
Gracias por todos los instantes en los cuales nuestros
pasos de “tumbo en tumbo”, turbados, desconsolados e
indiferentes, TÚ apareces para protegernos... 

Sigues presente, abres la puerta del Corazón 
y nos muestras tu Amor!
Foto: Santy.
                                                                                      

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