Tus cansados ojos de mirar, tus lágrimas por llorar y tu infinito
amor por la humanidad, permitió al MUNDO, después de todos
los intentos fallidos por matar la LIBERTAD, quitarnos la VIDA
y en ésta el incomparable ALBEDRÍO de AMOR y GRACIA.
Tu alimento EUCARÍSTICO.
De qué sirve respirar, si no estás aquí?
De qué sirve comer, si poco a poco recibimos la invisible
Eutanasia?
De qué sirven los zapatos, los abrigos, los sombreros,
las cachuchas, si solo necesitamos las hojas de parra
de Adán y Eva?
De qué sirve la voz, si no hay a quién hablar?
De qué sirve tener corazón, si no hay a quién AMAR?
De qué sirve dormir, SEÑOR, si al despertar, no nos sorprende
la esperanza de VIVIR?
De qué sirve soñar, si no estás Tú? ¡Regresa!
¿Quién es el hombre,
SEÑOR, para que le hayas dado
las llaves de la
tierra?
Te habrás arrepentido
de haberlas entregado…
Tal vez por eso
permitisTe la disciplina, actual.
Recomendado:
https://www.youtube.com/watch?v=voZ4ow9upok&feature=push-sd&attr_tag=RPY-wxVUADqeHEyi%3A6 Reflexión desde el Carmelo. Solo hay un camino: Jesús.
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