-- Nos da miedo soltar las cadenas que nos hemos impuesto, éste, hace parte de ellas.
Durante el día huimos del amor de Cristo, para penetrar en el razonamiento de sí mismos.
- Sin dar gracias del entorno que poseemos, nos quejamos todo el tiempo.
- Visitamos un templo para solicitar, sin pedir perdón, rezar y dar gracias.
- Si miramos la puerta de la Iglesia, ignoramos a QUIÉN amorosamente, nos ve pasar en la marcha del –apure-.
¡Por esto, y algo más, somos infelices!
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