Hace unas cuantas décadas, cuando éstas repicaban íbamos a la Iglesia para asistir a "misa".
Unos cuantos recibían a Jesús Eucaristía, los que creían que su alma era digna de albergarlo...
Hoy, sin campanas, vamos a participar de la Eucaristía;
muchísimos lo recibimos...quizá sin detenernos a reflexionar
si nuestro espíritu es digno de invitarlo a entrar en nuestro corazón.
Por qué será?
Pienso que con el tiempo, la gente ya no pensamos si somos
merecedores o no de recibirlo, -lo hacemos por convicción?
Por imitar a los demás?
O, simplemente es ÉL que quiere alimentar nuestra alma
y con su Gracia, permanecer definitivamente con nosotros.
Cuán grande eres Señor!
Porque en lugar de "gotas de amor", te das como
"Torrentes de Agua Viva".
¡No al aborto!
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