lunes, 23 de julio de 2018

Hoy elevo mi canto

Señor, cómo quisiera
en cada aurora aprisionar el día, 
y ser tu primavera
en gracia y alegría,
y crecer en tu amor más todavía.

En cada madrugada
abrir mi pobre casa, abrir la puerta, 
el alma enamorada,
el corazón alerta,
y conmigo tu mano siempre abierta.
Ya despierta la vida
con su canción de ruidos inhumanos;
y tu amor me convida
a levantar mis manos
y a acariciarte en todos mis hermanos.

Hoy elevo mi canto
con toda la ternura de mi boca,
al que es tres veces santo,
a ti que eres mi Roca
y en quien mi vida toda desemboca. 

Amén.
Para el Señor un día es como mil años,
y mil años como un día. (2P 3,8)
Por la mañana, sácianos de tu misericordia, Señor. 
BAJE A NOSOTROS LA BONDAD DEL SEÑOR - Salmo 89
Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
 Antes que naciesen los montes o fuera engendrado 
el orbe de la tierra, desde siempre y por siempre tú eres Dios.

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