Salmo 131
1 Canto de peregrinación. De David.
Mi corazón no se ha ensoberbecido, Señor,
ni mis ojos se han vuelto altaneros.
No he pretendido grandes cosas
ni he tenido aspiraciones desmedidas.
2 No, yo aplaco y modero mis deseos:
como un niño tranquilo en brazos de su madre, así está mi alma dentro de mí.
3 Espere Israel en el Señor,
desde ahora y para siempre.
«Jesús, viendo a su madre
y junto a ella al discípulo a quien amaba,
dice a su madre:
"Mujer, he ahí a tu hijo".
Luego dice al discípulo:
Luego dice al discípulo:
"He ahí a tu madre"»
(Jn 19, 26-27).
“La Madre
de Dios es mía"
San Juan de la Cruz,
Oración del alma
enamorada.
Mientras tanto…
"Yo aquilato
que TODO y nada cobra valor”.
Alianza de consolación.
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