Texto y comentario sobre El post-concilio
De alimento del alma
[...] Su Santidad: Se trata del tema de los de mi
generación, los que nos preparamos al sacerdocio durante los años del Concilio,
y luego salimos con entusiasmo y tal vez también con la pretensión de cambiar
el mundo; hemos trabajado mucho y hoy tenemos dificultades: estamos cansados,
porque no se han realizado muchos de nuestros sueños y también porque nos
sentimos un poco aislados. Los de más edad nos dicen: “¿Veis cómo tenÃamos
razón nosotros al ser más prudentes?”; y los jóvenes algunas veces nos tachan
de “nostálgicos del Concilio”. Nuestra pregunta es esta: ¿Podemos aportar aún
algo a nuestra Iglesia, especialmente con la cercanÃa a la gente que, a nuestro
parecer, nos ha caracterizado? Ayúdenos a recobrar la esperanza, la serenidad…
* * *
…Introducirlo y recibirlo para que se convierta en vida de
la Iglesia, asimilarlo en las diversas realidades de la Iglesia, es un
sufrimiento, y el crecimiento sólo se realiza con sufrimiento. Crecer siempre
implica sufrir, porque es salir de un estado y pasar a otro.
[Este texto es parte de una serie de preguntas hechas al
Papa Benedicto XVI en un Encuentro con párrocos y sacerdotes de las diócesis de
Belluno-Feltre y de Treviso, el dÃa Martes 24 de Julio de 2007.]
Como una “parroquiana silvestre”, sin teologÃa, pero
creyente, comento que “antes de la esperanza y la caridad está la fe”, dice el
padre Gonzalo Gómez.
El 9 de abril de 1948 perdà el derecho y la voluntad para reÃr,
sin embargo seguÃ
viviendo en la generosidad de Dios.
Hoy, me es fácil asimilar las adversidades del entorno que
vive nuestra Iglesia, pues –solo lo difÃcil tiene valor- lo imposible no existe.
A San Pablo Apóstol, Pio XII, Juan XXIII, Juan Pablo I
y Juan Pablo II,
y Juan Pablo II,
la vida les
sonrió en el sufrimiento y con cada uno de ellos…
¡CRECE LA IGLESIA!
Debemos mirar y oÃr los
medios, alimentarnos
de su comunicación y
despertar La
esperanza.
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