jueves, 15 de septiembre de 2011

Aquel, Día de la Cruz


Señor, aquel día fue latente mi angustia durante la Eucaristía. Mientras me acercaba a Ti, en mi oración privada, me dije que no tengo miedo de viajar en la noche final de mis días….

Pensé en mi familia y discurrí qué sería de ellos en sus afectos, que enriquecen mis días….

Supuse alternativas que empañaron mis ojos y contrajeron mi corazón….Me Olvidé que después de una inminente partida ya no hay tiempo ni espacio….

Medité en el supuesto juicio y me dije:  qué será de mí….

Detuve mi pensamiento en los mayores seres de mis afectos, no en mis favoritos, y de pronto, él vino a mi corazón y me sacó de esa angustia. Sí, imaginé que de todas formas, mi primera favorita, no quedaría sola…

Qué sería de mis dos ángeles?
Esta repetida pregunta perturbó mi atención en la homilía del padre Carlos. 

Qué ingenua se torna mi alma y que henchido mi corazón al penetrar en el amor de madre y abuela.

Volví a la reflexión: –Dios no desampara a nadie- y si mi
angustia no fuera solo angustia, es porque ya es tiempo de
partir...

Recordé que no hacía mucho le había dicho a uno de mis hermanos, con motivo de su felicitación de cumpleaños  que “solo me gustaría estar aquí, hasta que fuera útil”,

-“Buena esa, me respondió”.

Detenido mi pensamiento en la  reflexión, me repetí: de pronto, “al no ser útil”, sería ya la hora.

Al salir de la Iglesia tomé a mi ángel por la mano y entrelacé mis dedos en los suyos; mi actitud la sorprendió,-mucho más a mí,-sus palabras:

-“Y…eso?

Como si adivinara mis pensamientos y silencio...

No supe qué decirle, sin embargo me sentía indiferente  y me dolió mucho más….

Vuelven las, sin respuestas preguntas y se humedecen mis ojos sin dolor.

No lo hay...

Aceptaré lo que venga y lo recibiré con fe.

Lo que desde mi cuerpo habla, no tiene dolor físico, ni moral, ni de arrepentimiento o deuda con la vida; es un algo que duele en el alma, por momentos y por los que quedarían….

Mis pensamientos vuelan por los supuestos comentarios de los vecinos, de la familia, de los amigos….

Tu presencia es lo que afirma mi interior.

Dios, ven a mi corazón e ilumíname lo que debo hacer!!!

Creo que estoy divagando en una posibilidad, pues aun no hay diagnóstico.

No hace falta!

Todos, hoy o mañana habremos de partir….

Al buscarte, llego a estos diálogos que me llevan a Ti y envuelvo mis pensamientos en la esperanza de que mañana, todo será diferente, pues me ha llegado tu voz para que asista a un médico diferente a los de mi EPS.

Gracias Señor, muchas gracias por dar fe a mi alma, fortaleza al espíritu y paz al corazón.

Con la confianza puesta en Ti.
                               

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