jueves, 8 de septiembre de 2011

Congoja

 

¡Oh! Dios, si la vida me trae estas pasables y
superables experiencias, y soy débil…
Qué dirá la gente impotente que no tiene cómo vencer
otras gigantes e imposibles?
Soy cobarde, frágil e ingrata para no ver lo mucho que tengo y
dejar, muy de lado, lo poquísimo que me hace falta para tener paz...
Pido mucho, cuando no llega a mi entender el “porqué“
de las situaciones que se pueden vencer,
con un mucho de comprensión y fe y, un poco de tolerancia.
Me ahogo en la panda laguna de una lágrima,
cuando si mirara los océanos de bondades que me has dado,
me sentiría muy bien y lo agradecería.
Lamento no ser la persona que ama la vida y
se niega a sentir el dolor.
Soy “pequeña”, pequeñísima;
lo que antes “me hacía sentir feliz”,
  ahora me avergüenza, porque mi tamaño no me hace fuerte.
Vuelve la vida a mostrar la nebulosidad de mis afectos,
cómo si no me hubiera dado Dios el talento para
no dejarme acongojar en la oscuridad de mis desvelos,
porque así brillaría en los rieles de la armonía.

Qué debo?
Muéstrame Señor el sendero que trazaste para mí;
hazme fuerte para servirTe y cumplir la misión, y
no llorar con mis adversos caminos;
ayúdame a mantener el control de mi entorno.

¡Perdóname! si a Ti esta oración llega hecha queja.

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