sábado, 8 de octubre de 2011

Orar es una necesidad de comunión con Dios

                                                                            
 

Hijo mío, que estás en la Tierra, preocupado, confundido, desorientado, solitario, triste y angustiado.
Yo conozco perfectamente tu nombre, y lo pronuncio bendiciéndolo, porque te amo.
Juntos construiremos mi Reino, del que tú vas a ser mi heredero, y en eso no estarás solo porque yo habito en ti.

Deseo que siempre hagas mi voluntad, porque mi voluntad es que tú seas feliz.
Tendrás el pan para hoy. No te preocupes, solo te pido que siempre lo compartas con tu prójimo, con tus hermanos.

Siempre perdono todas tus ofensas, incluso antes que las cometas pues  sé que las cometerás.
Solo te pido que, de igual manera, tú perdones a los que te ofenden.

Deseo que nunca caigas en la tentación.
Y toma fuerte mi mano, aférrate siempre a mí, y yo te libraré del mal.

Nunca olvides que te amo desde el comienzo de tus días, y que te amaré hasta el fin de ellos.
                                             ¡PORQUE SOY TU PADRE!


 Que mi bendición quede contigo y que mi paz y amor eternos te cubran siempre. Solo de Mí podrás obtenerlos, y solo Yo puedo darlos porque ¡YO SOY EL AMOR Y LA PAZ!

Por favor, envíale mi oración a todos aquellos que ames y que desees que yo también bendiga como te bendigo a ti, hoy y siempre.


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