Señor de la Buena Esperanza:
Ayúdame a encontrar
almas entusiastas; guía mis pasos por el sendero de la valentía;
lléname de
constancia para no darme por vencida al primer fracaso;
impúlsame en los
pequeños intentos, para que éstos se tornen grandes...
Fortaléceme para que no decaiga en mis esfuerzos.
Sosténme con intentos de
volar como el águila!
Señor, Tú
creaste el trabajo para que el hombre pudiese
valorar su
propia vida.
Con el trabajo,
ofreces a cada uno la oportunidad de aprender
a vencer
obstáculos y saborear victorias.
El trabajo se
tornó un centinela de la virtud que nos trae paz,
salud,
abundancia y despreocupación.
Somos
privilegiados, Señor, porque nos asistes con tus
inspiraciones, alentadoras
y positivas.
Sin trabajo, no
sentimos satisfacciones ni recibimos
recompensas
valiosas.
Gracias a Ti,
Señor, sabemos trabajar y producimos en la
naturaleza transformaciones útiles.
Sin el trabajo,
la vida nos parece un navío sin rumbo;
hoy somos dirigentes
y capitanes de nuestra vida.
Gracias, Señor,
por la oportunidad
de poder iniciar
y concluir bien todos nuestros trabajos y oficios.
Así es.
Devocionario Oremos de los Redentoristas
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