martes, 3 de julio de 2012

"Quien tenga oídos, que oiga...

Joseph Murphy nos ofrece este magnífico consejo
para conversar con Dios si queremos curarnos.

Entiende que Dios te ama y te cuida.
Si oras así, tu miedo desaparecerá gradualmente.
Si oras para pedir por la salud de tu corazón, no pienses
que ese órgano está enfermo, pues no sería un pensamiento espiritual.

Pensar en un corazón enfermo o en la hipertensión es algo que tiende
a sugerir más de lo que ya tienes.
Deja de obsesionarte por los síntomas, órganos o cualquier parte del cuerpo.  
Dirige tu mente a Dios y a Su amor.

Siente y entiende que sólo existe una presencia y un poder curativo.
Afirma de manera serena y amorosa que el poder fortalecedor, 
vivificante y sanatorio de la presencia curativa fluye a través de ti 
y te restaura a la totalidad.

Entiende y siente que la armonía, la belleza y la vida de Dios se manifiestan 
en ti como fuerza, paz, vitalidad, totalidad y acción correcta.
Sé completamente consciente de esto, y tu corazón enfermo u otro órgano 
afectado se curarán a la luz del amor de Dios.”

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