San Bernardo pregunto al Divino Salvador,
cual fue en la Pasión tu dolor más desconocido por los hombres.
Jesús le respondió: Tenía una llaga profundísima en el hombro
sobre el cual cargué mi pesada cruz; esa llaga era la más dolorosa de
todas.
Los hombres no la conocen; honrad pues esta llaga
y haré todo lo que por ella pidas…
Oh amado
Jesús, manso Cordero de Dios, a pesar de ser yo
una criatura miserable y Pecadora, te adoro y
venero
la llaga causada por el peso de vuestra cruz, que abriendo
vuestras carnes desnudó los huesos de vuestro
hombre sagrado
y de la cual vuestra Madre dolorosa tanto se
compadeció.
También yo, oh carísimo Jesús, me compadezco de Vos
y desde el fondo de mi corazón te glorifico y
agradezco
por esta llaga dolorosa de vuestro hombro en la que
quisiste cargar vuestra cruz por mi salvación.
¡Ah! Por los sufrimientos que padeciste y que
aumentaron
el enorme peso de vuestra cruz, ruégote con mucha
humildad,
tened piedad de mi pobre criatura pecadora,
perdonad mis pecados y conducidme al cielo
por el camino de la Cruz.
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