jueves, 10 de abril de 2014

Reconciliación

Aquí me llego, todopoderoso y eterno Dios, 

al sacramento de vuestro unigénito 

Hijo mi Señor Jesucristo, 

como enfermo al médico de la vida, 

como manchado a la fuente de misericordia, 

como ciego a la luz de la claridad eterna, 

como pobre y desvalido al Señor de los cielos y tierra. 


Ruego, pues, a vuestra infinita bondad y misericordia, 

tengáis por bien sanar mi enfermedad,
limpiar mi suciedad, alumbrar mi ceguedad, 
enriquecer mi pobreza y vestir mi desnudez, 
para que así pueda yo recibir el Pan de los Ángeles, 
al Rey de los Reyes, al Señor de los señores, 
con tanta reverencia y humildad, 
con tanta contrición y devoción, con tal fe y tal pureza, 
y con tal propósito e intención, 
cual conviene para la salud de mi alma.

SANTO TOMÁS DE AQUINO

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