Si reincidimos en él y no nos confesamos, “Después del ojo afuera, no hay Santa Lucía que valga”-
La confesión, Sacramento al cual nos han privado, por seis meses, y, continúa, obligados a dilatar la culpa, consentir el pecado y, aislar la FE. Digo que “continúa”, pues no todos los creyentes, tenemos libertad para disfrutar de la Santa Misa en el Templo.
Tenemos, respecto del Sacramento de la Eucaristía, la Comunión Espiritual, de igual forma, podemos seguir pasos espirituales que nos ayuden a superar la ausencia del Sacramento de la Confesión.
Debemos considerar, serenamente y sin temor, que DIOS jamás nos desampara y podremos tener la oportunidad, algún día, de confesarnos con un sacerdote.
La satisfacción de obra, cual es cumplir con la penitencia impuesta por el confesor, antes de la absolución, la haremos en su momento oportuno. Mientras tanto, entra en tu casa, pide perdón a tu SEÑOR y ¡ORA!
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Hacer examen de conciencia, lo cual es reflexionar.
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Tener contrición de corazón, que es el dolor de haber ofendido a DIOS.
- Hacer propósito de la enmienda, y no volver a pecar.
Una vez, meditado el agravio al SEÑOR, y las consecuencias ocasionadas, a mi propia persona y a mi prójimo, aclarar si es grave o leve, la falta, el pecado.
Después, hacer confesión de boca, para obtener el perdón de DIOS a través de la absolución de un sacerdote, porque lo que atares en la Tierra, será atado en el Cielo y lo que desatares en la Tierra será desatado en el Cielo.
En la anterior explicación, es donde entra la angustia y culpa ACTUALES de los seres que creemos que somos pecadores, fieles a CRISTO JESÚS.
EL PECADO NO ES PECADO, SI MI CONCIENCIA NO ES CONCIENCIA.
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