Reincidir en las faltas es no reconocer que somos pecadores.
No despertar conciencia, después de prometer a sí misma, MIL veces no volver a descuidar una olla en la estufa, es No cumplir conmigo, es no tener “Propósito de la enmienda” y dar mal ejemplo a los PEQUEÑOS del Señor, que me siguen.
Desperdiciar cuatro diferentes detergentes, utilizar cuatro clases de esponja. Desgastar utensilios de apoyo, usar herramientas, valerme de fuerza que no tengo e invocar a los Santos, para “despegar una olla quemada”, es ser desconsiderada, faltar a la caridad, atentar contra el más próximo, entorpecer la armonía que hay en la familia, pese a que mi entorno, por amor me disculpe y haga de ese pecado, una broma.
¿Qué queda de la Contrición de corazón? ¡Relajarse?
Dibujar una nueva faceta para decir que es descuido, error, equivocación?
NO. Eso se llama ¡PECAR! Debemos ser auténticos católicos cristianos, sin apenarse por su FE.
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