domingo, 9 de diciembre de 2012

Gratitud a la Virgen



¡Oh! Inmaculada María
La Presentación de Jesús
Tú, Madre María, alimentada de humildad,
Obedeciste ser la Madre del Salvador.
Tu paz de feliz madre, se perturbó,
con las palabras de Simeón.
En tu dulce espera lo amparaste,
en tu viaje a Belén.
 Mientras huías a Egipto.
Manejaste tu autoridad, en Canaá.
Lo acompañaste en el camino del Calvario
y, en tu paralela agonía,
aceptaste ser la madre de la humanidad.

Lo recibiste, cuando lo bajaron de la Cruz,
y te quedaste con la Iglesia!

¡Gracias María! Gracias Madre,
no estamos solos ni desamparados.

Ayer, día de tu gran fiesta y veneración, comprendí
cuan inmenso es el amor de una madre…

Jamás compararía tu presencia en el mundo,
con la vida que tu Señor me dio.
Me regalaste tu intercesión
para la fortaleza misma del
–encuentro con mi hijo hecho amor-

Las madres mundanas debiéramos
hacer “un pare”, para traer al espíritu
la paz de la presencia de Dios,
en la indulgencia de los afectos de los hijos,
porque amándolos tanto, los lastimamos
e ignoramos cuánto…
¡No al aborto!

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