Hazme ir más despacio, señor
acompasa el latir de mi corazón
aquietando mi mente.
Apacigua mis apresurados pasos con
la visión del alcance eterno del tiempo.
Ablanda la tensión de mis nervios y
músculos
con la música relajante de las melodías
que perduran en mi memoria.
Ayúdame a experimentar el mágico
poder restaurador del sueño.
Enséñame el arte de tomar cortas vacaciones:
detenerme para mirar una flor,
charlar con una amistad,
acariciar un niño,
leer pocas líneas en un libro…
Hazme ir más despacio, Señor,
e inspírame cómo echar raíces profundas
en la tierra de los valores permanentes de
la vida,
para que pueda crecer hasta la cima
de mi grandioso destino. Amén
Jill
Harris
¡No al aborto!
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