Fiesta
de la Madre de Dios, de la Iglesia y nuestra,
Oh! Virgen Santísima, sé el consuelo único y perenne
de la iglesia a la que proteges!
Fortalece al Santo Padre, a los Obispos, sacerdotes,
misioneros y laicos.
Protege a la humanidad que te venera y a los que no te conocen.
A la humanidad perdida y confundida.
A los débiles, desanimados y a quienes buscan amor…
A quienes gozan de un empleo
y a quienes no lo tienen.
y a quienes no lo tienen.
Intercede por las familias.
Protege a los niños y fortalece a los jóvenes.
Consuela a los que sufren en el cuerpo y, a quienes rota, tienen el alma.
A quienes el corazón está vacío de Cristo.
Ampáranos en los peligros y líbranos de la confusion.
Ayúdanos
a comprender que con tu Hijo Jesús, estás Tú.
Aliméntanos de humildad y
obediencia para encontrar la felicidad,
cuyo amor
es comprometido y regalado por el Señor Mismo.
Haz
que sirvamos a tu divino Hijo Jesús y encontremos
el
camino trazado por Él, para cada uno de nosotros.
¡Oh! Madre Santísima, consuélanos siempre, porque lo necesitamos!
¡No al aborto!
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