Nunca la comunicación es tan profunda
Como cuando no se dice nada,
Y nunca el silencio es tan elocuente
Como cuando nada comunica.
Haznos comprender
Que el silencio no es desinterés por los hermanos
Sino fuente de energÃa e irradiación;
No es repliegue sino despliegue,
Y que, para derramarse, es necesario cargarse.
El mundo se ahoga
En el mar de la dispersión, y no es posible amar
a los hermanos con un corazón disperso.
Haznos comprender que el apostolado,
Sin silencio
Es alienación;
Y que el silencio, sin el apostolado,
Es comodidad.
Envuélvenos
En el manto de tu silencio,
Y comunÃcanos la fortaleza de tu Fe,
La altura de tu Esperanza,
Y la profundidad de tu amor.
Quédate con los que quedan,
Y vente con los que nos vamos.
¡Oh Madre Admirable del Silencio!
Ignacio Larrañaga
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